Generalmente, los profesores y tutores de los escolares están cualificados para detectar precozmente las alteraciones de la escritura. De cualquier modo, la educación integral del niño requiere un constante intercambio de información entre la familia y el equipo docente. Las señales más frecuentes que sugieren la conveniencia de pedir ayuda son las siguientes:

 

 

 

§ Si el niño no logra que su escritura sea legible y clara, a pesar de sus esfuerzos e interés.

 

§ Si el niño logra que su escritura sea legible y clara, pero eso le exige tanto tiempo y esfuerzo que descuida otras actividades.

 

§ Si el niño se niega a comunicarse por escrito o aplaza con disgusto la realización de sus tareas escolares (por ejemplo, porque se avergüenza de su escritura o siente dolor en la mano, en el antebrazo o en el codo por el simple acto de escribir).

 

§ Si el niño insiste en quejarse porque su escritura no le agrada.

 


 

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