GRAFÍA, ARTE Y CREATIVIDAD     

 

Donde se relacionan los términos grafología y arte, 

se teoriza sobre los aspectos comunicativos del arte y de la escritura, 

y se explica la diferenciación entre los términos arte y creatividad.

Un título como Grafía, Arte y Creatividad se nos presenta desde nuestra visión occidental como una aparente paradoja, pues la lengua escrita y el arte se entienden como ámbitos separados y de contacto vago, mientras que en otros espacios culturales, especialmente en Oriente, escritura y arte pueden y, en algunos casos, llegan a ser sinónimos.

Es cierto, la grafología es una ciencia de contradicciones, al igual que el propio artista cuando crea, el grafólogo busca también en la incertidumbre la única respuesta posible al devenir de la existencia individual. Las razones finales del que escribe y del artista que crea una obra de arte son, en definitiva, llevar a cabo un acto comunicativo y, como tal, en dicho acto bien es sabido que van a intervenir un emisor y un receptor, un espectador sin cuyo reconocimiento, lectura, opinión, análisis no existiría la comunicación y, por lo tanto, la obra de arte.

El mensaje, por tanto, sólo tendrá razón de ser ante los ojos del que mira, y mirar únicamente lo podemos entender, en este caso, ante la escritura lo mismo que ante el arte, como una actividad que no sólo se realiza a través de los ojos sino también con todo el cerebro para poder abarcar la complejidad de la comunicación. De la misma manera que no hay dos obras iguales, tampoco hay dos miradas iguales, ni dos escrituras iguales, ni siquiera las que pretenden imitar o copiar serán nunca iguales a las originales.

En este caso, el grafoanalista se convierte en receptor muy especial, evidentemente no va a querer leer el mensaje escrito sino que querrá desentrañar el significado psicológico de la grafía, aprehender sus movimientos, sus contracciones, su firmeza, su dirección, sus contradicciones, en definitiva entender sus aspectos gráficos para identificarlos con lo psicológico y elaborar así un retrato convincente del creador.

El caso del artista contemporáneo nos resulta especialmente relevante, y por ello se ha convertido en el centro de nuestro estudio, pues en general tiende a utilizar cualquier cauce expresivo para mostrar o mostrarse ante el interlocutor, consciente o inconscientemente, como artista creativo que es. En definitiva, podemos decir que en su grafía va a aparecer también su arte. Y no sólo eso, la grafía ha sido adoptada, a su vez, en el arte contemporáneo como un elemento más dentro del trabajo artístico, así podemos encontrar escritura (tanto tipográfica como manuscrita) dentro de pinturas, esculturas, fotografías, etc.

Hasta ahora, el arte o los artistas dentro del ámbito de los estudios grafológico, en general, han sido muy poco tratados, salvo el estudio de sus firmas (especialmente en pintura) como curiosidad, en unos casos, y en otros por meras necesidades de peritaje o reconocimiento legal, o dentro del campo de las enfermedades o patologías mentales (tema que trataremos más adelante, dentro del apartado: “El estado fronterizo”). Por ello, nos hemos marcado el objetivo de ampliar esta visión, pues detrás de la firma hay una escritura que continua y completa el retrato grafológico.

Algunos se plantearán por qué hablamos de arte y creatividad como si fueran concepto diferentes. Juan Carlos Arañó, Catedrático de la Universidad de Sevilla del Área Didáctica de Expresión Plástica, publicó al respecto un interesante artículo bajo el título Arte, Educación y Creatividad, en la página www.quadernsdigitals.net, donde plantea, dentro del marco de la enseñanza de las artes plásticas, las dificultades metodológicas para establecer unos parámetros adecuados que nos sirvan para configurar como un todo los conceptos de arte y creatividad, o, en su caso, diferenciarlos sustancialmente.

Además, el artículo nos resulta interesante porque hace referencia, de manera especial, a las artes plásticas y visuales, es decir, el mismo campo objeto de nuestro estudio. Ahora trataremos de establecer el punto de encuentro entre ambos términos, considerando, por supuesto, que no todo artista es creativo y que, no toda persona creativa es artista.

Es cierto, como señala Arañó, que no se pueden universalizar los conceptos cuando existen contextos diferentes, culturas y estéticas diferente. La creatividad artística actual, situada ya en el siglo XXI, poco o nada tiene que ver con aquella otra de la Grecia clásica o del Renacimiento. Arañó nos dice: “Todas las producciones humanas, y especialmente las artísticas, surgen en particulares condiciones históricas y sociales y no se comprenderían jamás estas condiciones especiales si no fuéramos capaces de captar los principios estructurales generales que se encuentran en la base de esas obras.”

En esta línea teórica debemos situar las coordenadas que nos permitirán entender desde la concepción inicial del arte como un mero reflejo de una realidad, que debe ser representada de la manera más fidedigna posible, hasta la reconversión del mismo concepto, basada en la superación de la realidad gracias a la producción artística, en la que la libertad juega un papel fundamental. En esta última acepción es donde arte y creatividad empiezan a encontrar un verdadero espacio común.

Evidentemente, sería con la llegada del romanticismo cuando el artista comenzó a tener la necesidad de libertad e independencia para crear. De esta manera fueron surgiendo nuevos elementos que enriquecerían las obras artísticas, incluso desde un punto de vista insólito y/o espectacular. Pero hasta llegar aquí, fue preciso un largo proceso de liberación que alcanzaría su mayoría de edad en el siglo XIX y que culminaría con las vanguardias en el siglo XX, cuando el artista siente que tiene plena libertad de creación y que, incluso, puede prescindir de leyes y técnicas que rigen su producción.

Desde este punto de vista, podemos decir que a principios del siglo XXI la creatividad dentro del arte vive un momento brillante, pero también un momento de gran desconcierto. Dicha paradoja viene a reflejar los cambios producidos en todos los niveles en nuestra sociedad en las últimas décadas, además de la rapidez con la que se suceden, la dificultad para asimilarlos y la creciente ansiedad del espectador medio ante las nuevas tendencias artísticas.

Podemos concluir, por tanto, que el artista creativo tiene que salir favorecido de esta situación, pues en él encontramos una inmejorable capacidad para afrontar cualquier tipo de cambio. Asimismo, el artista multidisciplinar es, en la actualidad, una figura cada vez más apreciada y reconocida, y quien encarna, con la mejor disposición, las múltiples posibilidades que ofrecen los nuevos tiempos y las nuevas tecnologías. Todo ello va a tener fiel reflejo en la grafía de los artistas contemporáneos, desentrañar sus características y peculiaridades es el verdadero objeto de nuestro estudio; aspectos que desarrollamos a partir de nuestro aprendizaje en torno a la creatividad y su reflejo en la escritura, el sujeto creador implicado en la grafía, patologías del artista, el estado fronterizo o confuso del artista que llega a pisar la barrera de la enajenación en su afán de llegar más lejos en su búsqueda, etc.

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